LA NOTICIA DIGITAL, INTERNACIONAL.- A 3.520 metros de altura, cuando el aire parece más denso, las sienes palpitan ante cualquier esfuerzo y el más ligero ejercicio se antoja imposible, la peruana Gladys Reys Vega conduce a sus vacas hasta los pastos, las amarra y comienza a verbalizar sus sueños: “Quiero hacer una empresa de quesos”. Y, claro, que sus hijos reciban educación para tener un futuro mejor.