Por: José-Dorín-Cabrera
Mi amado Federico García Lorca, me envió días antes de caer asesinado, sus palabras de político, dramaturgo y poesías profundamente populares, escondidas en un rincón de La voz de Madrid. 7 abril 1936.
“…El teatro es la poesía que se levanta del libro…y se hace humana…el drama del escenario político necesita que los personajes se vistan de poesías con el traje de sus huesos…”. La comunicación política debe tener un carácter litúrgico emocional en un ritual de metáforas en una sociedad concebida como un gran escenario, “Estado espectáculo” diría el antropólogo C. Geertz.
Porque el cerebro político es un cerebro emocional encalacado por una democracia sentimental para penetrar en el corazón civil. La inteligencia afectiva apunta hacia la relación existente entre las emociones y el consumo de información política. El maestro Emilio Durkheim precisó que “…las emociones son categoría al momento de explicar el orden social y la conducta del individuo dentro del mismo…”.
Las bases litúrgicas emocionales del liderazgo político no han sido transformadas a lo largo de la historia del mercado de votantes, ni en la de la opinión pública ni mucho menos en el acontecer de la sociedad de ciudadanos o sociedad civil.
El presidente es la emoción y el símbolo de su narrativa.
De metáforas que deberían apoyarse en una rigurosa y racional política nacional de comunicación, con un solo férreo control de mando en todas sus vertientes operacionales -afincada en tácticas y estrategias- (presuntos asomos de corrupción, declaraciones y acciones del funcionariado, campañas publicitarias de navidad, Ministerio Interior, Salud Pública, Educación). La racionalidad aconseja un solo mensaje del portavoz del cambio y una sola inversión. No gastos. La racionalidad aromatizada del cambio, apunta que, si “estamos cambiando”, que sean los sujetos de la oración del cambio los que expresen los sentimientos y emociones que ése cambio le produce, no una joven ilegítima desde el punto de vista de la disciplina. ¿Quién dice qué cosa y por qué?
El presidente revela.
Un conocimiento cabal de los asuntos de Estado y sus soluciones sin el auxilio del funcionariado y de las necesidades de los desheredados de la fortuna. En lo concerniente a su política exterior él esnifa sabiamente de la seguridad de la geopolítica del Caribe imperial. El olfato es el que más poderosamente se asocia a la memoria y a los recuerdos emocionales, desde las neuronas olfatorias de la pituitaria amarilla incrustadas en la nariz, percibimos territorios a distanciar del enemigo…o de relaciones a tratar con cautela…
La marca Trujillo y los agentes culturales fronterizos.
Incluyendo la seguridad frente Haití y el carácter psíquico, sociológico e histórico de nuestro segundo socio comercial. Pienso, que debería estudiarse a los fines de la experiencia la misión ideológica que le trazó la marca Trujillo, a través de la comunicación, a los agentes culturales fronterizos, apoyados en la infantería de las ideas dominicanas puerta a puerta, cara a cara, de enormes intelectuales Héctor I. Cabral. Freddy Prestol Castillo. Marrero Aristy. Mario Read Vittini. Eusebio, profesor de San Cristóbal con poblaciones nacionales colindantes con Haití.
Pablo Neruda.
Poeta grande y mujeriego encandilado, quien me confesó que había vivido con su Veinte poemas de amor y una canción desesperada, me llamó para decirme, camarada… “Aunque hace siglos…de esta historia amarga…no se aclaran nunca con el olvido ni con el silencio…”.
El río Masacre debió ser El Leteo, río que, según la mitología griega, alimentaba su memoria para que el pasado no se escondiera de sí mismo y darle cabida al olvido.
¿What’ s in name?
Le preguntaría Shakespeare al señor presidente como aquel se preguntaba en Romeo y Julieta. ¿Qué hay en una marca, en un nombre? ¿Cuál es el contenido de su aura? ¿Cuál es su significado? Si el presidente es la emoción y el símbolo de su relato, Luís Abinader es la épica de la esperanza del cambio.
La política nacional de comunicación del cambio debería ser diseño e imaginación, algo más que la carpintería de la información, prensa, publicidad. Debería ser la unidad y coordinación dialéctica entre estas tres áreas del conocimiento y desempeño gubernamental. Y demasiado mucho más debería ser una de las herramientas del desarrollo.
La seguridad alimentaria.
El cambio en la conducta de consumo y hábitos alimenticios.
La comida cara se refleja perceptivamente en la presión de la demanda de un plátano, que suele rondar los 35-40 pesos y otros días baja de precio 13-15 pesos. Mal contado, nos comemos más de dos mil millones de unidades anuales. El plátano llegó a Las Islas Canarias en el siglo XV y cuando agricultores canarios arribaron al país entre 1681 y 1760 abonaron con plátanos los cimientos de San Carlos de Tenerife. Con ellos llegaron también portugueses maestros del azúcar.
Años después -período de la Restauración- llegó a la República en misión médica militar y de espionaje el canario José Juan de Dios Trujillo y Monagas. Fue él quien aposentó su falo encendido y lengua aguardentosa, en el objeto oscuro del deseo de la mulata bien dotada, Silveria Valdez. Monagas fue el abuelo de la marca Trujillo.
Por la vía canaria llegó también el origen del bellaco Pedro Santana Familias. ¿Se creía él canario español?
La política nacional de comunicación del cambio concebiría el inicio de un proceso creativo, conducente a lograr una transformación gradual en la conducta de consumo y hábitos alimenticios de esa musácea de fruto comestible (ni mucho calor ni mucha agua a 12-14 meses listo para comer, se conoce período de aguaceros, huracanes, en fin) a través de campañas (comunicación cara a cara coordinada con la comunicación electrónica) que revelen y eduquen cuáles rubros agrícolas (valor calórico, paladar, sensación de energía…) son sustitutivos del plátano. En este caso, esta política se ejercería en estricta coordinación con facultos del sector agropecuario, nutricionistas, expertos culinarios, Cultura, Bellas Artes, teatro, dramas.
O de papa.
Frente al consumo de la per cápita anual de 127 libras de arroz y provisoriamente frente al desmonte de sus importaciones para el 2025. DR Cafta.
Ese proceso de cambio navegaría también por las diferentes formas de consumir ñame, batata, mapuey, yuca, yautía blanca y morada, a exhibirse en ferias culinarias en lugares públicos adecuados. Los consumidores de arroz anhelaríamos el concón con habichuelas. La culpa de este sabroso hábito lo tiene la esclava nigeriana de África, 1520.
Los árabes al concón le llaman tadiq.
Todo enmarcado en la política de incentivos.
Para los que trabajan y producen en el campo y de equilibrio entre precios estables al consumidor y la rentabilidad del productor, soporte, seguridad alimentaria.
En 1932, se produjeron 18 millones de kilos. “…Consuma arroz dominicano (marca Antillano) la espiga de la libertad…” decía el texto publicitario a través de la prensa, la radio y las décimas musicales de Cuquito García, al servicio de la marca Trujillo.
El cambio en el campo es investigación, planificación, capacitación y desarrollo.
Tenemos 10 millones de tierras sin cultivar. El 44% de las habichuelas se importa. Tenemos abundante agua que baja coqueta y sonriente de las montañas hacia el mar, pero no la cantidad de presas necesarias para almacenar su virginidad y luego acostarla con la tierra y hacerla parir alimentos, agua potable y electricidad. En la región Este del país no hay una sola presa.
Cuando se inauguró la Feria de la Paz -1955-, se coronó el triunfo de la tendencia que adversaba a la de Balaguer, Anselmo Paulino, Salvador Ortíz que le habían propuesto a la marca Trujillo la construcción de la Presa de Tavera. Esta se quedó muy triste a nivel de maqueta en el Pabellón del INDHRI y se puso muy contenta con Balaguer cuando la inauguró -1973- a la misma hora que inauguraron la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, en honor a Angelita Trujillo.
La agricultura hoy solo aporta el 4% del PIB. Tenemos agrónomos y técnicos con vastas experiencias, sociólogos, para una excelente y disciplinada extensión agrícola, asesoría y supervisión producción campesina, dotarlos de motocicletas y camionetas adecuadas, WhatsApp, Tablet.
La política nacional de comunicación del cambio podría ensamblar programas de radio en coordinación con las visitas cara a cara de los promotores del cambio hacia las mujeres y los hombres del campo.
Y muy posiblemente también a través de telecables regionales que apoyen a los extensionistas agrícolas y nuevas tecnologías (drones, estaciones de control atmosférico) para la siembra y producción en específicas zonas de cultivos.
La mesa de la seguridad ciudadana y de género y la política nacional de comunicación del cambio.
“Mi barrio cultural” y profesionales que desentrañan los misterios de la conducta humana.
Deberían estar sentados a la mesa de esa mesa en cuya metodología -en una de sus vertientes- abriría vías auxiliares de cercanía con las poderosas minorías activas, en cuyo universo transitan informaciones diversas sobre lo que acontece en las comunidades y en los barrios y sus protagonistas, así como el consenso de sus necesidades de proyectos específicos para su bienestar y sosiego.
Y por supuesto, sentados a la mesa las gobernaciones, ayuntamientos, alcaldes pedáneos. Y la inteligencia policial.
“Mi barrio cultural” es una iniciativa de un útil y hermoso proyecto de la regidora Liz Mieses y del diputado Orlando Jorge Villegas. PRM. Circunscripción No. 1. D. N., que conectaría con la política de comunicación del cambio. El guion de este proyecto es una aportación importante para los objetivos de la mesa. De igual manera, núcleos de psicólogos (as) a impartir asistencias a determinados hogares y a través de la teleradialpsicología, como apoyo logístico a la convivencia pacífica entre géneros.
Estos profesionales de la conducta humana, además, deberán enfrentar con sus conocimientos cómo la educación virtual expone la violencia de género en cuanto a que es la mamá la responsable presencial de la atención al educando y de los mimos para que estos no se duerman ante el profesor virtual.
La seguridad educativa virtual.
Enorme, valiente y complejo esfuerzo del gobierno que apoyaría la política de comunicación auxiliada con promotores del cambio puerta a puerta (mascarillas, alcohol e identificación), a los fines, entre otros, de supervisar y comprobar conectividad, la existencia puntual y uso de los cuadernillos educativos, energía eléctrica, observar y registrar T.V. y radio encendidas alrededor del grado educativo que se está impartiendo, al tiempo que se apoya a la familia con estímulos y premios orientados a incentivar las emociones y la superación humana.
Guías presenciales, educadoras y/o educadores. Adecuados receptores de radio y/o T. V., máquinas de coser, útiles escolares, computadoras, internet, laptops, turismo interno, pago matrícula escolar.
Sobre todo, de los educandos más pobres pues este experimento de la educación virtual, desnuda y exhibe surcos hondos de desigualdades sociales, falta de equidad en el uso de la democracia digital. Y obstáculos diversos para las familias como la calidad de la educación (creciente mercado de maestros y maestras a domicilio), de la energía eléctrica, del internet, computadoras, laptops “…solo un 13.75% de la población de 5 años y más tiene ese equipo…”.
El otro gran problema es que el cerebro de estos educandos, no está registrando aquellas emociones de la socialización en las aulas presenciales.
La imagen de la marca Abinader se apuntalaría más en la sociedad a través de la humildad, al transitar a velocidad adecuada (cubierto por los flancos), como el aroma de las rosas andariegas más radiantes que un beso apasionado, por cada esquina de la ciudad.
El presidente distinto, diferente, a los demás que le antecedieron; cambio que estimula en la ciudadanía admiración y agradables sentimientos hacia el mandatario.
josedorincabrera@gmail.com