LA NOTICIA DIGITAL, MÉXICO.- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha rechazado que se hayan producido «violaciones» de Derechos Humanos de los migrantes centroamericanos que se han agolpado en la frontera sur de México desde el pasado fin de semana.
Después de que La Guardia Nacional de México replegara el jueves el avance de la caravana de migrantes centroamericanos que se dirigen hacia Estados Unidos lanzando gas lacrimógeno, López Obrador ha asegurado que no ha habido heridos y que el cuerpo policial «ha actuado bien», según recoge el diario ‘El Sol de México’.
«Lo más importante es que se respeten los Derechos Humanos, que se cuide, que no haya heridos (…) mi reconocimiento por no utilizar la fuerza (…)», ha afirmado el presidente mexicano.
Así, el ministro de Exteriores de México, Marcelo Ebrard, ha confirmado al presidente que no hubo heridos en la frontera de Chiapas.
CUESTIONA LOS «VERDADEROS INTERESES» DE LÍDERES
Por otro lado, López Obrador ha acusado a los líderes de la caravana de migrantes de encabezar «actos de violencia» y ha cuestionado «sus verdaderos intereses». «No es acusar a nadie, todo el mundo tiene derecho a manifestarse, pero sí sabemos y tenemos nosotros que garantizar que no se violen los Derechos Humanos, que haya protección. Un líder puede poner en riesgo su vida, pero no tiene derecho a poner en riesgo la vida de los demás», ha apostillado.
En apenas unos días, cientos de hondureños, a los que también se han sumado guatemaltecos, han atravesado la región hasta llegar a la frontera con México, cerrada y fuertemente custodiada por la Guardia Nacional.
El año pasado se produjeron fuertes choques en este mismo escenario entre migrantes centroamericanos y fuerzas de seguridad. Algunos, desesperados por entrar en México, se lanzaron al río que sirve de frontera natural para cruzar a nado.
Los migrantes del llamado Triángulo Norte –El Salvador, Guatemala y Honduras– comenzaron a marchar en grupo en octubre de 2018 para protegerse de los peligros de la travesía por la región, plagada de organizaciones criminales.
Entonces, la Administración de Donald Trump llegó a hablar de «invasión» y forzó a los países emisores y a México, país de tránsito, a firmar acuerdos migratorios para fortalecer las medidas contra la inmigración ilegal bajo amenaza de retirar la ayuda estadounidense que reciben e incluso de imponer aranceles comerciales.