LA NOTICIA DIGITAL, INTERNACIONAL.- Las Palmas de Gran Canaria, 17 abr (EFE).- El cierre obligado por el confinamiento ha permitido al acuario de Las Palmas de Gran Canaria poner en marcha actividades diferentes para sus animales, como dejar que dos de sus tortugas, Miguela y Fernanda, paseen por el centro o enseñar a los pulpos a jugar para conseguir la comida.
«Se nota que el mundo entero ahí fuera se ha parado y parece que esa tranquilidad se ha transmitido a la vida dentro», señala esta bióloga.
No sólo las tortugas de espolones africanas Miguela y Fernanda disfrutan durante el confinamiento de actividades innovadoras. También lo han hecho los pulpos, a los que se les ha dado un juguete del que tienen que sacar el pescado si quieren comérselo.
«Tenemos muchas vidas en nuestras manos. La labor no puede cesar», recuerda Campos, antes de concretar que, desde que se declaró el estado de alarma, unas treinta personas siguen trabajando en el acuario para encargarse del cuidado de todos sus animales.
El último día que abrieron al público fue el 14 de marzo, el mismo sábado en que se decretó el estado de alarma, pero los acuaristas continúan dentro con sus labores, dando a los animales la comida y los tratamientos que necesitan, cuidando y limpiando su casa cada día.
«Muestra de que la vida sigue y de que los animales están saludables y felices es que algunos han tenido crías durante la cuarentena, como los caballitos de mar o algunas especies de rayas y tiburones que han puesto huevos», señala la asistente de dirección de la instalación.
En total, unos 40.000 animales de más de 350 especies diferentes forman parte de la familia del Acuario Poema del Mar.
«La cuarentena no está afectando de manera negativa a los animales», asegura la bióloga responsable del cuidado específico de animales, instalaciones y sistemas de filtración que hacen que el agua esté en óptimas condiciones.
Cuando se declaró el estado de alarma en España, una de las primeras medidas tomadas en Poema del Mar fue asegurar el abastecimiento de comida para los próximos dos o tres meses, para lo que se han llenado los congeladores con unas cinco toneladas pescado, gambas, mejillones, almejas y cangrejos.
Los animales reciben el alimento picado en función de su tamaño, a excepción de los domingos, día en que ayunan, mientras que los acuaristas siguen recibiendo cada dos o tres días frutas y verduras frescas, para alimentar a las tortugas.
Para mantener el contacto con el público durante la cuarentena, el Acuario de la capital ha puesto en marcha una campaña en las redes sociales, con la etiqueta #encasaconPoemadelMar, para que su público pueda seguir conociendo todo sobre los animales que viven en la instalación, incluso pueden hacer sus propias preguntas sobre la especie que quieran conocer.
«A nuestros seguidores les encantan los vídeos de alimentaciones», dice la responsables de las redes sociales, Gara Cárdenes, quien concreta que ya conocían el interés de los visitantes por cómo se da de comer a los animales y, por ello, habían comenzado a instalar los horarios junto a cada exhibición del acuario.
El confinamiento ha obligado a la población de numerosos países a permanecer en sus casas, lo que está permitiendo también que en algunas zonas del mundo los ecosistemas se recuperen de la presión de la actividad humana.
En las costas de las islas «se están volviendo a avistar ballenas y delfines» desde que empezó la cuarentena, gracias a que los animales tienen ahora «la libertad de disfrutar de su entorno, sin la interrupción de los seres humanos, de la pesca, del transporte de mercancías o de personas», destaca Patricia Campos.
«En la Tierra no solo vivimos nosotros. Tenemos que compartir el planeta y ser, desde luego, más respetuosos», añade.
La asistente de dirección del Poema del Mar invita al público a regresar o a ir por primera vez al Acuario en cuanto se pueda volver a abrir sus puertas, ya que, a su juicio, ahora está «más bonito que nunca», con nuevos integrantes en la familia y nuevas exhibiciones esperando a los visitantes.